Aunque parezca mentira, en el aeropuerto de Barajas, en el arco detector de las puertas ABC, ayer servía una joven de pelo rubio, gorra verde y mirada inquieta, apasionada de la CF en Castellano.
Seguramente desesperada por no ir a a la Ibercón, ya sabemos que en el Cuerpo no te dan días libres así como así, no pudo evitar, al comprobar mi maleta por segunda vez, pedirme que le enseñara los Ignotus que llevaba en ella. No importaba nada que faltaran cinco minutos para que mi vuelo saliera, o que fuera el sexto arco detector del día (claro que en los otros no había apasionados como ella, seguidora incondicional de Rafa Marín, Torres Quesada o Rudy).
Tras contemplar extasiada el galardón (bueno, quedó un poco despagada al comprobar que no era al de mejor novela y que, pese a mi gabardina de cuero, yo no fuera Rudy) me dejó pasar, no sin antes acariciar lascivamente el frio mármol del monolito.
No tuvo prisa, ella ya sabía que mi vuelo estaba cancelado.
5 comentarios:
Menos mal que habéis llegado sanos y salvos ambos dos a vuestra casa...
Imagina mi paranoia en aumento, los que han tenido suerte de sobrevivir han sido Raquel y Carlos ;)
Debía andar un poco saturada con su trabajo. Bien que podría considerarlo un arma contundente y confiscarlo para evitar cualquier tipo de incidente durante el vuelo.
La verdad es que le llevé la contraria. Le dije que era la segunda vez que pasaba por su arco (totalmente cierto) y entonces se puso firme y se dijo, ahora por chulo se lo come. Y la culpa es mia pq he trabajado en aeropuertos y se cómo funcionan. Pero si le digo una frase más me lleva al "cuartito", seguro.
Lo cual no generaliza a la guardia civil pq he pasado bajo unos cuantos arcos, ignotus al hombro, y no me han puesto pegas.
Podrías haberle tomado las señas a la interfercta, canalla. Piensa en los demás. ;P
¿Rubia y con gorra verde, dices?
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