Tras asistir a la Asturcón 2005, más concretamente al termino de las dos mesas redondas sobre la ciencia ficción en castellano, no podía menos que tratar de analizar algunas de las ideas que, tan distendidamente, nos lanzaron los invitados. Es de lógica hacer caso a sus palabras, cuando los grandes del género en la actualidad hablan del mercado, de los libros, de sus tendencias, los que con timidez nos asomamos al mundo de la literatura debemos callar, tomar notas y aprender.
La idea que me resultó interesante fue la de la hibridación del género. Parece que nos encontramos en un momento en el cual la limitación marcada por etiquetas, Ciencia Ficción ( y sus variantes ), Fantasía o Terror, ya no es suficiente para el escritor. La combinación de elementos y la fuerza de un estilo propio empujan al autor fuera de las fronteras cotidianas que antes frecuentaba, para mirar a su alrededor, tomar lo que más le interesa y utilizar una voz interior que parece haber cobrado más fuerza que antes. Todo esta tendencia viene marcada por la madurez de los propios escritores, que han avanzado juntos y luchado en el complicado mundo editorial para tener su propio nombre, reconocido y admirado. Según Rafael Marín, son ya una generación.
La generación de los escritores que surgieron casi de la nada y que han llegado más lejos que ninguna otra hornada de autores “fantásticos”. Quizás porque han explotado el género en muchas de sus variantes, ahora se ven constreñidos por la metodológica concepción de lo que tendrían que escribir por parte de sectores del fandom. Y son por fin una generación porque han encontrado una postura común, una manera de encarar la literatura bajo un mismo prisma, aunque con actitudes y caminos diferentes.Son la Generación de la Quimera, tanto por su apertura de lo fantástico y sus barreras, como por alcanzar lo que hace quince años era considerado un absoluto imposible: consolidarse en el mercado y lograr que las editoriales, tanto grandes como pequeñas, presten atención y cuidado al escritor cercano, nacional, si se quiere llamar así.
Ahora ya hablan de fidelizar al lector y llevarle con ellos a través de nuevos mundos e ideas, dejando atrás la idea de lector de género. ¿Cómo? Acostumbrándolos a su visión de las cosas, de lo real y lo irreal, para que con el mismo agrado que ellos escriben, sus lectores comprendan que da igual si se habla de naves espaciales, cargas de caballería o asesinatos en el callejón. Lo importante es la voz que narra, que guía y que enseña.
La pregunta que debe aparecer entonces es simple. ¿Y ahora qué? ¿Dónde encajan los nuevos autores? El camino de la quimera parece sólo para alquimistas experimentados. Puede que, al empezar, tengamos que aprender que el verdadero ejercicio es el de la voz, el pulso de la escritura. Dejar a un lado las convenciones y reglas, aprender a utilizar la visión personal para poder compartirla y no caer en la idea fácil de que el marco es superior al mensaje.
Ahora sólo nos falta descubrir cuál será el sueño que se oculta detrás de la quimera, un secreto que únicamente el tiempo nos podrá desvelar.
2 comentarios:
Muy de acuerdo, chacho. Yo, al respecto, sólo pido una cosa, y es que se utilicen las etiquetas bien, no quiero encontrarme "fantástico" cuando me venden ciencia-ficción, me niego a considerar la ciencia-ficción entendida como "especulación plausible" dentro del "fantástico" (otras cosas son la space-opera y el cyberpunk XDD) Que cada cual escriba lo que le apetezca, pero que no me vendan una custom por un pepino.
Lo que pasa es que cada vez llega menos CF "pura", y lo que viene no lleva etiqueta. Dentro de nada volveremos a las viejas discusiones, esas de "qué es la ciencia ficción" y la de "los límites del fantástico". Ourobouros, jefe, ourobouros.
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