23.2.06

Noticias y Recomendaciones

Este mes estoy bastante liado escribiendo, así que el post de hoy va de algunas recomendaciones sonoras, básicamente, lo que escucho cuando trabajo y necesito aislarme del mundo durante unas horas.

-Antony & The Johnsons / I am a Bird now : Un disco tranquilo e inquietante a partes iguales. Raíces sureñas, blues de Nueva Orleans, jazz sucio y arrastrado por un piano, en ocasiones, contundente. La voz en falsete del cantante, un falsete engolado y oscuro, lleva de la mano a través de unas canciones llenas de cierta melancolía. Tiene un par de canciones, como Hope There´s someone, que pueden ser escuchadas en modo repetición sin ningún problema.

La web oficial : Antony & The Johnsons

MP3 de muestra : Brainwashed








- Serena Maneesh / ST : Grupo noruego. Suenan como unos Sonic Youth a los que les gustara el rock sinfónico. Encontrar una etiqueta para ellos es complicado, practican un pop de canciones largas, extrañas, siempre buscando un crescendo, bien a base ritmos o de nuevos instrumentos que configuran un sonido a orquesta hendrixiana. Componen un muro de sonido más que contundente, que viene perfecto para aislarse un buen rato.
Web (flash/html) : Serena Maneesh






-Art Brut / Bang Bang Rock & Roll : Rock inglés, descendiente de los Clash, popeados, aderezados con un poquito de Madness, divertidos, y muy bien producidos. Bang Bang es un disco urbano, perfecto para andar y perderse por cualquier ciudad.

Web : Art Brut








En lo que refiere a otras cosas, pues he terminado un par de cuentos (uno sobre las películas de terror españolas de los 70, gracias al canal Somos) y sigo con una novela corta ambientada en la Línea Maginot.

También he recibido mis primeros mensajes anónimos amenazantes y llenos de insultos, así que lo siguiente será que me esperen los paparazzis en la puerta de casa cuando salga a tomarme unas cañas. ¡Pronto en el Tomate! ¡Escritores de CF levantan pasiones! ¡Que fuerte que fuerte que fueeeerte!

11.2.06

Maria et les mendiants

Traducción al francés del cuento "María y los mendigos", gracias a Pierre Jean Brouillaud, en la revista electrónica "Infini".
Y la traducción mejora el original, he de añadir.

Maria et les mendiants

7.2.06

El dilema de la escritura y los géneros malditos


Una de las situaciones que más odio tiene lugar cada vez que me presentan a alguien, tras el habitual saludo llega la pregunta, ¿Y a qué te dedicas?... Escribo, contesto yo mientras cierro los puños, inspiro fuerte e intento tranquilizarme. Entonces llega lo inevitable, el horror; mi interlocutor sonríe, pone cara de póker y replica, ¿Y qué escribes? Me quedo blanco, expiro el aire acumulado, me muerdo el labio y enarco una ceja (se me da bien lo de enarcar cejas) Pues, ya sabes, cuentos, relatos, poesía, un poco de todo... Intento zafarme, pero los hay persistentes. ¿Has escrito algo que yo haya leído? ¿Dónde publicas? ¿Has escrito alguna novela buena? Es una especie de purgatorio por no ser médico, ¿Has extirpado algún buen tumor últimamente?, o seguir trabajando en una oficina picando datos y arreglando ordenadores (aunque la maldición informática es otra historia casi igual de larga)

En realidad la conversación suele cortarse cuando yo comento que escribo ciencia ficción o terror. Ahí la cosa se diluye en una mirada incómoda, ahora por parte de la otra persona, y un suspiro de alivio por el mío. Al mencionar el Género todo se aclara, yo ya no soy un escritor intelectualmente predador y amenazante frente al que aparentar poseer una cultura, no, paso a ser el friki gordito, con gafas y camiseta negra que parecía desde el principio. Bueno, eso si no llega la pregunta chunga que algunos malparidos se guardan, Ah, eso, ¿y se puede ganar algo de dinero con esas cosas?

Pero yo quería hablar de los géneros y no del miedo al tipo que escribe. Bueno, ahora todo el mundo escribe, ahora algunos responden, Yo también escribo, tengo un blog... , y luego sonríe.

Los géneros, maldita sea, los géneros.

Las etiquetas marcan muchas cosas en un libro. Normalmente, al escribir, no pienso en cómo de género está quedando el cuento. Simplemente aplico una idea, algo que ha ido creciendo en mi cabeza y que necesita salir. Me gusta la ciencia ficción, llevo leyendo género desde niño, y disfruto como un enano al escribir relatos de terror. Sin embargo empiezo a darme cuenta de que escribo sobre otros, que escribo historias que sin otras ideas que pertenecen al "inconsciente colectivo del género" no merecerían ni una segunda lectura. Eso no quiere decir que sean malas, sólo que están limitadas a ese inconsciente.

Así que los editores, con su habitual olfato, saben cuándo una obra mantiene referencias fuertes fuera del género y puede ser aceptada por la mayoría de los lectores. Entonces lucha por quitarle etiquetas y lanzarlo como novedoso, llevándolo junto a las mesas de novedades y superventas, al lado de El código Da Vinci y el último de Lucía Etxebarría. No es muy bonito compartir mesa con ellos, pero peor es compartir rincón oscuro con JJ Benitez y genéricos de Warhammer, historias sobre la sodomía templaria o el libro de las flores de Bach.

Y la culpa no es del género en sí, ni de los lectores. Es de una actitud que, por el momento, parece ser imposible de cambiar, tanto en los lectores ocasionales como en la mayor parte de los libreros. La aparición de librerías de género especializadas ayuda, pero no dejan de pertenecer al fandom y en el fandom venden. Que es un mercado de lo más digno y con el que se debe trabajar. Pero como escritor siempre te queda la espinita clavada de ver obras buenísimas despreciadas frente a best-sellers infumables, sólo por una etiqueta, que puede ser de ayuda para clasificar y ordenar, pero nunca para disfrutar de la lectura.

Escribo Pulp, y seguiré escribiendo género, terror bizarro, paranoias científicas, me encanta, lo reconozco, aventuras sin más que el espectáculo y la maravilla, el culto por el marco en lugar de por el cuadro. Pero a veces, al escribir, sale otra cosa, o, simplemente, la idea no encaja en ningún género marcado, se desarrolla de otra forma, una forma extraña y contrahecha que asusta por su aspecto deforme. Pero que, a mis ojos de padre, mantiene un atractivo que no puedo explicar.

Aunque tenga que encerrarla en una cesta de viaje y se coma a la gente a escondidas.